30 de mayo de 2010

Cuando tiene que ser... es

Hace un tiempo cambiaron el sacerdote de mi parroquia (a la que dejé de ir hace bastante) incluso antes de mudarme a la vuelta y pusieron al cura que trabajó conmigo en mis años de colaboradora de la diócesis (lease misión, pascua joven) a quién conozco y me conoce mucho (desde los 16 imagínense, la mitad de mi vida).

Desde la separación, diría que hasta casi evito pasar por la puerta y si lo veo enfilo para el otro lado. Hoy, cuando saqué a pasear a luna lo vi, y como era tarde para retroceder no solo crucé de vereda, sino que saqué el celular de la cartera y me puse a hacer como que hablaba para hacerme la distraída (si, aunque me de vergüenza decirlo, lo hice de verdad).

Logré pasar de largo desapercibida, entré a la panadería, y cuando salí, sentí que me tocaban bocina y era él que se iba con el auto... Lo salude con cara de uy! cuanto tiempo sin verte y por dentro sonreí porque había logrado esquivarlo una vez más.

Seguí mi camino hacia el banco y cuando estaba por atar a luna para entrar, quién sale del mismo banco??? SI!!! El cura!!!! Se imaginaran mi cara de sorpresa, riéndome por dentro con todo lo que había hecho para esquivarlo y que de alguna extraña manera me había llevado directamente a un encuentro cara a cara con él.

Luego del saludo inicial vino la inevitable pregunta de : como estás!!! Y C.? Ustedes cuantos chicos tienen ya??? A lo que respondí con una sonrisa y unas ganas inmensas de ponerme a llorar que me sorprendieron incluso a mi: Nos separamos en septiembre.

Luego de un silencio me preguntó que pasó y le hice un breve resumen de la situación y diciéndome : me gustaría verte y charlar con los dos, nos despedimos cordialmente, con mi promesa de preguntarle a C. si estaba interesado, sabiendo por dentro la respuesta y en realidad pensando en que no tenía ningún sentido, porque más allá de la tristeza que me genera reconocerlo, lo nuestro ya es pasado.

Entré al banco y no podía sacarme el encuentro de la cabeza, no por el encuentro en si mismo, sino por lo increíble de la situación. Pensar que tardé más por dar vueltas solo para llegar al banco en el momento justo.

No hay nada que hacerle, cada día estoy más convencida, por más que intentes evitarlo, y trates de ir para el otro lado, siempre, misteriosamente terminás donde tenías que terminar. Cuando algo tiene que ser... es.

Y por lo menos ahora ya no tengo que seguir esquivando la iglesia cuando saco a pasear a luna...

4 comentarios:

Gaby dijo...

Cuando tiene que ser es, increible las cosas que a veces hacemos y nos terminas saliendo mal, pero como decis ya no lo tenes que evitar.
Besos

Mamaceci dijo...

Es muy duro enfrentar las expectativas de la gente, y tener que decir las cosas como son y no lo que desearían escuchar. Pero tampoco sientas que tenes que justificar tu vida. A todos nos pasan cosas, aunque uno querría tener siempre la imagen del exito pegada en la frente.
Animo Kicku! y Gracias por las palabras que dejaste en mi blog.

G dijo...

JAJAJAJJAJAJ
Buena anécdota!
Besos sis!

Dana dijo...

jaja por lo menos, ya te sacaste el problema de encima...